Artículo publicado por Magdi Cristiano Allam el domingo 23 de marzo de 2008, después de ser bautizado por Benedicto XVI durante la Vigilia Pascual. La traducción ha sido distribuida por la Fundación Crónica Blanca, de jóvenes periodistas católicos.
A VECES NO TENEMOS TIEMPO PARA LA REFLEXION...,DEJAD LA INEXPERIENCIA Y VIVIREIS,SEGUID EL CAMINO DE LA PRUDENCIA.NO SEAIS INSENSATOS SINO SENSATOS,USAD LAS DOS CAPACIDADES MAS GRANDES DE NUESTRO ESPIRITU: LA DE AMAR Y LA DE RAZONAR.
Continuando con las imágenes que he captado de la Semana Santa de Cartagena, durante uno de los desfiles procesionales, me dio por pensar-que miedo me da pensar- en los penitentes. Siempre he considerado que había cierta hipocresía en muchos de los que visten el habito del penitente, juicio gratuito, por primera vez en mi vida me vi en el interior de un penitente, traslade mi alma y mis sentidos a su soledad, sí y reitero la afirmación, su soledad. Durante horas permanece en una hilera, ante su escaso campo de visión la espalda de quien le precede, realmente son horas de soledad como la del maestro en el Calvario, son momentos en que obra el Espíritu. La procesión finaliza, el nazareno vuelve a la realidad, quizá la prisa y el ruido del mundo al que ha regresado le impidan recordar esos momentos de soledad pero… están ahí, Dios que no tiene prisa sabrá el momento en que darán sus frutos.
Para meditar:
Domingo de ramos.
Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos,
y llegados, son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos.
¡Ah eso es lo que temes, Pedro! Seguías a Jesús, te gozabas en su compañía y te deleitabas con sus palabras. Todo eso hacías en las buenas. Pero ahora que vienen las malas, te asustas, temes estar con tu Maestro a quien tanto amas, temes correr la misma suerte que Él.
Pero ¿qué habríamos hecho nosotros en su caso?
Los soldados que habían sido mandados por los líderes religiosos al huerto de Getsemaní trajeron a Jesús al sumo sacerdote y a los otros líderes religiosos. Allí lo acusaron de muchas cosas. Las acusaciones eran falsas y no estaban de acuerdo. Entonces Jesús no contestó a ninguno. Al fin el sumo sacerdote le preguntó, “¿Eres tú el Cristo, el Prometido, el Rey de los judíos?”
Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tú eres Rey?». Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz».
Le dice Pilato: «¿Qué es la verdad?». Con esto, el Procurador romano consideró terminado el interrogatorio. Volvió a salir donde los judíos y les dijo: «Yo no encuentro ningún delito en él» (cf. Jn 18,33-38).
El drama de Pilato se oculta tras la pregunta: ¿qué es la verdad?
El pueblo miraba mientras los líderes religiosos se burlaban de Jesús, diciendo, “El pudo salvar a otros; ¡que se salve a sí mismo si de veras es el Prometido de Dios.” Otros se burlaron diciendo, “Él confía en Dios, deja que Dios lo salve si de veras es el Hijo de Dios
Jesús, tu cargaste esa cruz tan pesada sobre tu hombro herido, y sin embargo, el peso de la cruz era mi pecado, así que yo me arrepiento de mis pecados y te ruego que me concedas tu Salvación. Perdóname Señor porque te he fallado al no hacer tu Santa Voluntad
El vestido confieere al hombre una posición social; indica su lugar en la sociedad, le hace ser alguien. Ser desnudado en público significa que Jesús no es nadie, no es más que un marginado, despreciado por todos. El momento de despojarlo nos recuerda también la expulsión del paraíso: ha desaparecido en el hombre el esplendor de Dios y ahora se encuentra en mundo desnudo y al descubierto, y se avergüenza. Jesús asume una vez más la situación del hombre caído. Jesús despojado nos recuerda que todos nosotros hemos perdido la «primera vestidura» y, por tanto, el esplendor de Dios. Al pie de la cruz los soldados echan a suerte sus míseras pertenencias, sus vestidos.
Estaba
junto a
en que pendía su Hijo.
Su alma gimiente,
contristada y doliente
atravesó la espada.
¡Oh cuán triste y afligida
estuvo aquella bendita
Madre del Unigénito!.
Languidecía y se dolía
la piadosa Madre que veía
las penas de su excelso Hijo.
¿Qué hombre no lloraría
si a
en tanto suplicio?
¿Quién no se entristecería
a
con su doliente Hijo?
¡Aleluya, aleluya!, éste es el grito que, desde hace veinte siglos, dicen hoy los cristianos, un grito que traspasa los siglos y cruza continentes y fronteras. Alegría, porque Él resucitó. Alegría para los niños que acaban de asomarse a la vida y para los ancianos que se preguntan a dónde van sus años; alegría para los que rezan en la paz de las iglesias y para los que cantan en las discotecas; alegría para los solitarios que consumen su vida en el silencio y para los que gritan su gozo en la ciudad.
Como el sol se levanta sobre el mar victorioso, así Cristo se alza encima de la muerte. Como se abren las flores aunque nadie las vea, así revive Cristo dentro de los que le aman. Y su resurrección es un anuncio de mil resurrecciones: la del recién nacido que ahora recibe las aguas del bautismo, la de los dos muchachos que sueñan el amor, la del joven que suda recolectando el trigo, la de ese matrimonio que comienza estos días la estupenda aventura de querer y quererse, y la de esa pareja que se ha querido tanto que ya no necesita palabras ni promesas. Sí, resucitarán todos, incluso los que viven hundidos en el llanto, los que ya nada esperan porque lo han visto todo, los que viven envueltos en violencia y odio y los que de la muerte hicieron un oficio sonriente y normal.
There ain't
nothin' that
can't be done
By me and God
Ain't nobody
gonna come
between me and
God
One day we'll
live together
Where the angels trod
Me and God
Early in the
mornin' talkin'
it over
Me and God
Late at night
talkin' it over
Me and God
You could say
we're like two
peas in a pod
Me and God
He's my Father
He's my friend
The beginning
And the end
He rules the world
With a staff and a rod
We're a team
Me and God
I am weak and he is strong
Me and God
He forgives me
when I'm wrong
Me and God
He's the one I lean on
When life gets hard
Me and God
He's my Father
He's my friend
The beginning
And the end
He rules the world
With a staff and a rod
We're a team
Me and God
He rules the world
With a staff and a rod
We're a team
Me and God
We're a team
Me and God
[ Letras de Canciones encontraron en es.mp3lyrics.org/1cdP ]
Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.
Los bueyes doblan la frente,
impotentemente mansa,
delante de los castigos:
los leones la levantan
y al mismo tiempo castigan
con su clamorosa zarpa.
No soy un de pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España.
¿Quién habló de echar un yugo
sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?